Por Joan Erakit
NUEVA YORK (IDN) – Hay un famoso pasaje bíblico que alude al desafortunado parentesco entre hermanos; un niño es interrogado por Dios acerca de su hermano y él, en el momento de haber matado a su hermano, niega la alianza preguntando: “¿Soy yo el guardián de mi hermano?”.
Algunos pueden interpretar la parábola sobre Caín y Abel de la siguiente manera: siendo humanos, somos hermanos por nacimiento, destinados a cuidar unos de otros, pero han surgido circunstancias que nos han puesto en contra unos de otros. Al final, es la religión la que está llamada a solidificar los lazos, reuniendo en una misma página a personas de diferentes orígenes y puntos de vista.…